dijous, 13 de maig del 2010

El Chico de los calcetines de rayas.




Para Tim Burton sus calcetines de rayas son sagrados. No hay un solo día en el que no se los ponga, y es que para Tim, sus calcetines rayados son la atadura que consigue mantenerle los pies en el suelo. Según él, antes de descubrir los efectos que le provocaban los calcetines rayados, Tim era un chico capaz de salir volando y pasarse los días perdido en las alturas. Allí daba rienda suelta a su imaginación sin que nada ni nadie pudiera molestarle. Ahora, con sus calcetines cubriéndole siempre los pies, aún estando atado a este mundo, sigue imaginando todo tipo de fábulas, como la que nos ocupa hoy: Alicia en el país de la maravillas.

La película es una adaptación muy libre de la novela de Lewis Carrol. Muy “libre”, que no muy personal. Tim Burton parece querer abarcar demasiado para quedarse en nada. El sello Burton aparece a cuentagotas en una historia que resulta aburrida, pesada y superficial. Con un inicio y un final sin ritmo ni sentido, llena de personajes secundarios vacíos, sin alma ni personalidad, interpretados por actores perdidos en el país del croma que parecen ponerle el mismo interés  que cualquiera que haya visto ya media hora de película, es decir, ninguno. Lo mejor de todo, cuando acaba. Te quitas por fin las gafas 3D y sabes que no te volverán a engañar y no volverás a ver una película en tres dimensiones si no ha sido filmada originariamente así.

Tim por favor, vuelve a quitarte esos calcetines que lo único que consiguen es que cada película que haces sólo mejore cuando haces la siguiente. Vuela y visita al chico de las manostijeras a ver si te inspira, date una vuelta con los extraterrestres de Marte o cásate con la novia cadáver. Y sobretodo olvida a Helena, Johnny y las tres dimensiones. 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada