dimarts, 26 de gener del 2010

Donde viven los monstruos


 

Donde viven los monstruos siempre seguirá siendo una incógnita. En algún lugar remoto entre la infancia y la adolescencia. A través de ese curioso camino nos lleva de la mano su director Spike Jonze (Como ser John Malkovich y Adaptation) regalándonos una película infantil muy adulta nada adulterada que nos enseña que la imaginación no tiene límites, pero que los límites debemos aprender a ponerlos nosotros mismos.

La película es una pequeña joya llena de matices y emociones que están presentes de principio a fin. A todos nos ha parecido alguna vez que una decepción significaba el fin del mundo y que un iglú que parecía indestructible en realidad no lo es. Todos hemos soñado con tener el mundo a nuestros pies y mirarlo desde muy arriba, a caballito de una gran criatura peluda mientras cruzamos bosques y desiertos. Pero por otro lado también aprendemos que la vida es algo más que un juego continuo y que no podemos evitar el hacernos mayores y afrontar nuestros actos y responsabilidades.

En definitiva, una película con el sello Jonze. Original e intensa, en donde los detalles siempre son importantes, una buena fotografía y una banda sonora con vida propia y sobretodo, capaz de emocionarnos desde la primera escena a la última.

dijous, 21 de gener del 2010

Si la cosa funciona


¿Dónde habré puesto mi lista? ¡Cómo puede ser que la haya perdido! No lo entiendo, la verdad es que no tengo ni la más remota idea de donde la he metido, y pequeña lo que se dice pequeña no es. Si alguien la encuentra que me llame por favor, es muy urgente porque necesito añadir una película favorita más.

Hasta hace un par de horas, hoy era un lunes como otro cualquiera ( teniendo en cuenta que un lunes cualqueira es siempre cien veces peor que cualquier otro día de la semana). Pero al entrar esta noche en casa, ya no era el mismo que entra en casa cada lunes. Y es que traía una sonrisa que no se me había borrado desde el final de los créditos iniciales de Si la cosa funciona. Sé sobradamente que no me cuesta nada dejarme embaucar por el gran Woody y aún menos cuando su alter ego es una de las plumas que creó Seinfield. Pero la verdad es que, y sintiendo mucho la alusión al cliché de Boris, cuando ha acabado la película lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido: ya no se hacen pelis como esta. Por fin Woody, gracias a Dios (si existe), ha dejado a Vicky y Cristina en Barcelona y ha vuelto a Manhattan, Su Manhattan. No únicamente porque estén presentes sus inconfundibles calles y sus siempre fotogénicos parques, sinó por que vuelven a estar bañadas con diálogos y reflexiones increíbles, y aunque en ocasiones crueles, siempre maravillosas. Un canto a la esperanza para todos aquellos que como yo, creen que el resto del mundo son los antisociales. Para aquellos que no entienden a la gente que celebra el fin de año obligándose a pasarlo bien si solo se trata de estar un paso más cerca de la tumba, o aquellos que instaurarían la pena de muerte para los que no recogen la mierda de su perro o van en bicicleta por la acera. Y todo siempre acompañado de fondo por el jazz que parece que suene de verdad de fondo si andas por las calles de la gran manzana.


Ya sea porque os apetece descubrir grandes enigmas de la humanidad como ¿por que tanta gente se afilia a la Asociación nacional del rifle?, ¿porque Jesús es gay? o ¿porque somos "gusanos"?. O bien solo porque queréis pasar una hora y treinta y dos minutos difíciles de olvidar, no podéis dejar de ir a verla. Hacedme caso que yo también tengo una visión global.