dilluns, 22 de març del 2010

Tiana y el sapo


Tiana y el sapo tal vez no pasará a la historia como una de las imprescindibles de Disney, pero por lo menos no se queda tan lejos como las anteriores. Desde hace unos años, Disney había intentado un cambio en la factura de sus películas para tratar de seguir los nuevos modelos de animación, como el de Dreamworks, o el de su prima hermana Pixar. Primero lo intentó con Chicken Little, un proyecto fallido por completo. Después con Bolt, con el que recuperaron a parte de su público infantil pero sin llegar a cautivar, y quedándose a años luz de su asociada y a la vez competidora Pixar. Al ver la acogida en el público de estos dos proyectos, la compañía parece haber decidido dar un paso atrás en el tiempo y volver a la fórmula que tan bien le había funcionado a finales de los ochenta y primera mitad de los noventa.
 
La historia de Tiana no se puede decir que sea muy original y diferente a la de otras películas Disney pero también es cierto que tiene personalidad propia. No sé si será por la ambientación de New Orleans, por los números musicales que habían casi desaparecido, o simplemente por los buenos recuerdo que afloran de cuando hacía grandes colas en el cine “el Dorado” para ver Aladdin, La Bella y la bestia o El rey león, y me comía un cubo de palomitas enormes mientras disfrutaba como un loco de la película. En Tiana doy fe de que los niños quedan cautivados. Todos ríen y algunos también lloran, se enganchan a la historia y a los números musicales, y se pasan en grande con los personajes secundarios. Pero sobretodo, disfrutan y se emocionan a cada instante. Quién sabe, quizás dentro de unos años ellos recordarán a Tiana y el sapo como yo recuerdo aquellas tardes en “el Dorado “.

dimecres, 10 de març del 2010

La noche que el Titanic se estrelló de camino a Pandora.

Antes de que arrancara la gala el canguelo previo era similar al de un Barça-Madrid. En el fondo uno siempre piensa que va a ganar, pero justo antes del inicio del partido te sumerges en un mar de dudas y la tortuga empieza a asomar la cabeza. 

La gala empezaba, y de momento arrancaba bien. Después del monólogo de presentación del yayo Steve y el entocinado Baldwin, Christoph Waltz subía al escenario a recoger un merecidísimo Oscar por Inglorious basterds. Ya con la primera escena lo tenía ganado. En el siguiente premio Up! Se alzaba con la estatuilla a mejor película de animación. De momento vamos bien pensé, aunque el duelo Avatar vs En tierra hostil seguía empatado a cero. Dos premios más tardes caía el primero. Mejor guión original para En tierra hostil que inauguraba el marcador en una categoría en la que la “gran” Avatar no estaba ni nominada. Up! i Inglorious sí que lo estaban, una lástima aunque me consolaba ver que la victoria estaba un paso más cerca. En los premios siguientes Javier Recío se quedaba sin Oscar a mejor corto de animación con La dama y la muerte en beneficio de Logorama, y Precious ganaba un Oscar cantado para Mo'Nique que  de paso dejaba sin a Pe - Pesada Cruz como mejor actriz secundaria, y seguidamente, sorprendía con el de mejor guión adaptado. Entonces llegaban los premios técnicos y En tierra hostil golpeaba de frente: mejor edición y montaje de sonido. ¡Dos puntos más que suben al marcador! Pero mientras lo celebraba, salía al escenario Sandra Bullock. ¡Ah, mi amada Sandra!, tan bella como siempre anunciaba los nominados a mejor fotografía y otorgaba a Avatar otro punto a la vez que me clavaba un puñal en la espalda. 3-1 y casi sin dejarme disfrutar el Oscar de Up! A mejor banda sonora, caía el segundo para nuestro “amigo” el trilero JC con los mejores efectos visuales para Avatar. Merecido pero que jode igual. La gala avanzaba, los premios se sucedían y la distancia entre James Cameron y  Kathryn Bigelow era de tan solo una fila en la platea y de un premio en el palmarés. 4-3 después de otorgar la mejor edición a unos y la mejor dirección artística a otros.

Y de pronto allí estábamos, Bárbara Streisand en el escenario a punto de anunciar el Oscar a mejor dirección. Ya nada de lo anterior tenía valor. Por el camino el secreto de sus ojos,  una gran película, le había quitado el Oscar a la cinta blanca, y Jeff Bridges y mi tan deseada Sandra habían recogido sus premios a mejor actor y actriz protagonistas. El 4-3 era un resultado ajustado y el que ganara los dos últimos premios se llevaría la gloria también consigo. Bárbara abría el sobre, todo se ponía a cámara lenta, sacaba el papel con el nombre del ganador y decía esas dos palabras mágicas: Kathryn Bigelow, o lo que es lo mismo, ¡flipa con la  cara que pone JC justo detrás!, primero aparente alegría y después cara de palo disimulada por una falsa sonrisa que no podía cambiar. Celebración por todo lo alto, con esto ya me conformaba, tal vez Avatar gane el Oscar a mejor película pero la cara de JC había merecido la pena. Eso pensaba hasta que Forrest Gump salió al escenario, las dudas me volvían a asaltar cuando ¡corre Forrest, corre! Sin tan siquiera recordar los nominados, quitaba la etiqueta dell sobre y soltaba un En tierra hostil que me elevaba por los cielos a lo Jeff Bridges en el Gran Lebowski. Y desde allí arriba, en las alturas, divisé debajo de mí a un hombre en medio del mar remando un pequeño bote salvavidas llenó de billetes de dólar, descendí despacio hasta quedarme a un par de metros encima de su cabeza.

-    ¿Cómo se llama?, Le pregunté intrigado.
-    James. Me dijo con voz temblorosa y una pequeña sonrisa en los labios.
-    ¿Qué  le ha pasado?
-    Mi barco se ha hundido, me dirigía a Pandora cuando choqué con un iceberg. No sé cómo voy a llegar. Tal vez podrías ayudarme, ¿por casualidad no sabrás donde me encuentro?

Y mientras me alejaba le contesté. En tierra hostil.